Rabino Oury Cherki

¿Por qué ser un Noájida?

Traducido del francés, desde la página web de Centro Mundial Noájida.

Iyar 5772



A. La humanidad y la aspiración trascendente

A medida que pasan las generaciones, la humanidad está avanzando hacia la sabiduría y la bondad. Este avance se lleva a cabo en su mayor parte - en concreto dentro de las últimas generaciones - en el ámbito humanista-naturalista, es decir: en un mundo cerrado.

Sin embargo, existe en el hombre una demanda para cumplir con lo trascendente [que está más allá del mundo, el infinito] a fin de dar sentido a su mundo. Hay personas destacadas en cada país, quienes son capaces de vez en cuando romper la barrera del mundo y que por lo tanto escuchar la Palabra de Di-s. Sin embargo, la mayoría de la humanidad, exige al pueblo de Israel para esto, ya que la profecía de Israel, es trascendente por naturaleza.

Por otra parte, para que el hombre, al volverse hacia el plano de lo trascendental de una manera completa, es lo trascendental, en primer término, lo que debe activar el hombre. Encontramos este tipo de posicionamiento sólo en la nación de Israel. Por lo tanto, la devoción a Di-s más completa, depende de la recepción de la Palabra de Di-s a través de la nación de Israel.

B. La profecía permite el avance y la esperanza

Expliquemos esto: podríamos ver a la totalidad de la vida del ser humano como una serie de preguntas y respuestas. En primer instancia, comprendemos algo específico. Posteriormente, formulamos una pregunta, creando un espacio en nuestro intelecto, para un nuevo tipo de entendimiento. Cuando llegamos a una nueva comprensión, podemos entender que vivimos en un mundo más completo. Y el proceso continúa: cada nuevo entendimiento crea las condiciones para la siguiente pregunta y la pregunta impulsa al hombre hacia adelante.

Hay algo maravilloso sobre el hecho de que no hay un propósito totalmente comprensible y definitivo en lo que se entiende por humanidad.

Existe una gran diferencia entre el mundo filosófico de Baruch Spinoza y el mundo de la profecía. En la visión de Spinoza encontramos que hay una explicación definitiva y final para los diversos fenómenos que se suceden. Este mundo es un mundo cerrado, ya que su forma de pensar corta la posibilidad de avanzar.

Por el contrario, el mundo de la profecía, es abierto, ya que incluso después que el hombre recibe su respuesta, ésta no es definitiva, aún hay más que preguntar. En este avance, el mundo adquiere proporciones mayores, encontramos que en este caso hay esperanza, pues al no ser nada definitivo ni tener un punto final, vemos con anhelo y esperanza lo que pueda llegar en el futuro.

El proceso de avance por medio de las preguntas, lleva al individuo más allá de los límites de la propia vida. Esto es lo que Maimónides escribe acerca de Moisés en su introducción a la Mishná:. "nuestro maestro Moisés no murió, sino que fue a servir en el cielo ". El proceso continúa incluso, cuando se pasa de este mundo al otro.

C. Cooperación entre el hombre y Di-s

Las grandes mitologías conservan en la memoria colectiva humana la época en la que " Di-s caminó sobre la tierra". Es decir, la presencia divina se sentía cercana y directa. La tradición judía llama a esta sensación, hashra'at Shejiná, la revelación de la Divina Presencia. Sin embargo, la realidad histórica indica que el conocimiento de Di-s se olvidó en los corazones de los hombres y los únicos que conservan un sentir vivo y significativo, para lograr un acercamiento con el Creador, somos los judíos. Así escribe, por ejemplo, Blaise Pascal (matemático y filósofo francés, 1623 - 1662): "Si alguna vez lo divino se revela al hombre, entonces debemos recurrir a los Judíos a recibir esa tradición."

El hombre está llamado a participar en la realización del acto de la creación, es decir, para traer al mundo a un propósito que va más allá de su propia existencia.