Rabino Oury Cherki
Vaigash - Volviendo a casa
Publicado en la página web de Centro Mundial Noájida. El artículo original en hebreo.
Yosef retorna a su familia. En la porción de la Torá de la semana pasada (Miketz) trató de retener a Benjamín para sí mismo, esperando que sus hermanos aceptarían dejar a Benjamín en sus manos. Cuando la tendencia a la disputa crece dentro de la nación, surge la tentación de separarse en diferentes grupos. Sin embargo, Judá, quien sintió y manifestó su responsabilidad por la integridad de la nación, no permitió que esto sucediera. "Porque yo, tu siervo, me hice responsable del muchacho con mi padre, diciendo: 'Si no te lo traigo, que lleve yo la culpa delante de mi padre para siempre'" [Génesis 44:32].
Cuando Yosef comprendió que no sería capaz de dividir a la nación, renunció a la idea de construir una nueva nación en Egipto por su cuenta, completamente separado de la casa de su padre, de su familia. Puede ser que esta es la razón por la cual Yosef lloró (como se relata en esta porción de la Torá) dado que vio que su método había fallado, su enfoque estaba errado, ya que habría dividido la familia de Jacob en dos grupos.
Sin embargo, el enfoque cosmopolita de Yosef no puede ser completamente rechazado. Judá tuvo cuidado de no destruir todo lo que Yosef había logrado. Según el Midrash, Judá amenazó a Yosef, "Si no lo haces (liberar a Benjamín), llenaré de sangre los mercados de Egipto". Pero sus hermanos dijeron: "¡Judá! Egipto no es Siquem! ¡Si destruyes Egipto estarás destruyendo el mundo entero!" Egipto, era la cultura más desarrollada e importante de esa época, la cual de por si era digna de respeto, y debía ser preservada. Esta cultura moldeará luego la identidad de la nación de Israel en su crisol. Y es por eso que está escrito, "No desprecies al egipcio, porque fuiste un extranjero en su tierra" [Deuteronomio 23:8]. La tarea del pueblo de Israel es recoger las chispas sagradas, incluso de Egipto.
El camino correcto está marcado en que Judá ganara en la controversia con sus hermanos, y que el enfoque de Yosef se convirtiera en el método que precede y que prepara el camino para Judá. Este fenómeno apareció a lo largo de la historia como dos métodos mesiánicos, dos diferentes identidades del mesías: el hijo de Yosef y el hijo de David (perteneciente a la tribu de Judá).
El proceso histórico ha determinado que el Mesías "hijo de Yosef", viene primero, y que el Mesías, "hijo de David", es quien corona el proceso, siendo el último redentor. Cuando todas las naciones vendrán a Jerusalém, y no habrá necesidad de que Israel vaya a las otras naciones.
Esta es, de hecho, la decisión de nuestro Patriarca Jacob, como está escrito, "Y Jacob envió a Judá delante de sí a José, para indicar delante de él el camino a Goshén" [Génesis 46:28]. Jacob demostró que incluso cuando la nación está en camino al exilio, el objetivo principal es el enfoque de Judá.
Nuestro exilio comenzó de la siguiente manera: "E Israel viajó … Y Di-s habló a Israel en visiones en la noche, y él dijo, Jacob, Jacob" [Ibid 46: 1-2]. Él le cambia su nombre, y lo nombra nuevamente, Jacob, aunque hasta ahora solo habíamos visto que Jacob cambió su nombre por Israel. Esto significa que en algunas situaciones, debemos volver a la humilde posición de Jacob. Esto es una forma de acomodarnos a las condiciones en el exilio, pero el objetivo principal sigue siendo, "Su nombre será ISRAEL" [Genesis 35:10].
El intento de Yosef de rescatar a Egipto por medios económicos no tuvo éxito. Los egipcios no le reconocieron a Yosef el bien que hizo por ellos.
El mundo será reparado solo a través del retorno de los judíos a la tierra de Israel, y asi dijo al final Yosef : "Luego José hizo jurar a los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os cuidará, y llevaréis mis huesos de aquí (a la tierra de Israel)" [Genesis 50:25], y desde allí iluminaremos el camino para el el mundo entero.