Rabino Oury Cherki

Devarim - Un nuevo orden

Publicado en la página web de Centro Mundial Noájida. El artículo original en hebreo.




La historia de los exploradores se repite en esta porción de la Torá, y entre lo relatado se revela un rasgo único de Moisés. El pueblo decidió que no podría conquistar la tierra debido a la existencia de los gigantes, como dijeron: "Y murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: "Porque el SEÑOR nos aborrece, nos ha sacado de la tierra de Egipto para entregarnos en manos de los amorreos y destruirnos" [Deuteronomio 1:27].

Moisés responde de una manera que en esencia difiere de la respuesta de Kaleb, quien dijo: "Levantémonos, debemos ciertamente subir y tomar posesión de ella, porque sin duda la conquistaremos" [Números 13:30]. Y lo que Moisés dijo fue: "Entonces yo os dije: "No temáis ni les tengáis miedo. El SEÑOR vuestro Dios, que va delante de vosotros, El peleará por vosotros, así como lo hizo delante de vuestros ojos en Egipto" [Deuteronomio 1:29-30].

Moisés intentó calmar al pueblo diciéndoles que así como los milagros tuvieron lugar en Egipto y en el desierto, también habrá milagros en la Tierra de Israel. No teman, les dijo, la guerra será un asunto simple.

Aquí vemos que el comportamiento de Moisés fue un poco extraño. Después de todo, el factor más importante de nuestra entrada a la Tierra de Israel fue el hacerlo mediante un proceso natural. La santidad de la nación de Israel y la santidad de la Shejiná (la Presencia Divina) que habitan dentro de ellos son revelados por los caminos de la naturaleza y no por milagros. Nuestros sabios nos han enseñado que: "No se debe confiar, ni depender de milagros" (Tratado de Pesajim, 64b). Un milagro es un evento después de los hechos, posterior al intento del ser humano. Si no hay alternativa, cuando la persona es demasiado débil para poder hacer frente por sí mismo a los desafíos que enfrenta, entonces el Santo, Bendito sea Él, realiza un milagro. Pero este no es el camino deseable como opción de antemano.

¿Por qué entonces Moisés reaccionó de la manera en que lo hizo? La respuesta es que sentía que la nación era demasiado débil. Pero entonces hay aquí lugar para una crítica legítima a Moisés: ¿por qué él no anima a la gente a luchar, a salir y enfrentarse en una guerra real, tal como lo hicieron Josué y Kaleb en la porción de la Torá de Shelaj (en el libro de Numeros).

Y aquí Moisés describe una reacción Divina muy fuerte (que no nos fue relatada en el libro de Numeros): "Entonces oyó el SEÑOR la voz de vuestras palabras, y se enojó y juró, diciendo: "Ninguno de estos hombres, esta generación perversa, verá la buena tierra que juré dar a vuestros padres, excepto Caleb, hijo de Jefone; él la verá, y a él y a sus hijos daré la tierra que ha pisado, pues él ha seguido fielmente al SEÑOR" [Deuteronomio 1: 34-36]. Y esto es seguido por un verso muy duro: "El SEÑOR se enojó también contra mí por causa vuestra, diciendo: 'Tampoco tú entrarás allá' " [Ibid 1:37].

Usualmente, según la interpretación clásica, vemos la razón por la cual a Moisés no se le permitió entrar a la tierra relacionada con el pecado de "golpear la roca" en ‘Mei Merivah‘ (el agua de la controversia, en la Parasha Jukat) pero aquí vemos que hubo otro problema, completamente diferente, oculto y más profundo: ¡Moisés no tenía fe en el poder del pueblo para luchar sin depender de los milagros!

De aquí aprendemos una lección crucial: para estar firmes, como un "indestructible peldaño" en la Tierra de Israel, y que nuestra posesión de la tierra no sea puesta en duda, no debemos depender de los milagros. Sino por el contrario, debemos creer que Di-s está con nosotros mientras seguimos los caminos de la naturaleza, y que Él nos apoyará en todas nuestras guerras naturales.