Rabino Oury Cherki

Nitzavim - El encuentro con Dios a través de la vida

Publicado en la página web de Centro Mundial Noájida. El artículo original en hebreo.




En la porción de esta semana, Parashat Nitzavim, aparece un resumen de toda la Torá: "Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia" (Deuteronomio 30:19). La explicitas palabras son realmente difíciles de entender. ¿Acaso es necesaria la elevada sabiduría Divina, y la revelación de la Torá del cielo, para que sepamos que, si nos han puesto delante La vida y la muerte, debemos escoger la vida y no la muerte? Después de todo esto es completamente trivial y obvio, y más aún, cuando dice que la razón es ¡"para que vivas"! Lo cual parece aún más trivial, ya que cuando elegimos la vida, desde ya que es para vivir.

Pero aquí hay un tema muy profundo, que se refiere a la completa visión del mundo. De hecho, en todas las creencias fuera de la Torá, especialmente entre los místicos de todas las naciones, y hasta cierto punto también entre todas las religiones y todas las filosofías, existe la siguiente suposición:

El encuentro con Dios es posible solo fuera de este mundo. Que la persona debe morir en cierto grado, o de gran manera, para poder encontrarse con la eternidad.

Y en este sentido, la vida de este mundo se parece a una prisión. Toda religión, misticismo y filosofía con sus conclusiones más o menos extremas tienen una visión similar sobre este tema. Por lo tanto, uno tendría que pensar que, para conocer a Dios, al fin y al cabo, uno tiene que elegir la muerte. Porque si te ha "puesto ante ti la vida y la muerte", si sigues la lógica mística, seguramente elegirás la muerte para conocerlo.

Pero la Torá trae una innovación, algo revolucionario. Que es posible conocer a Dios a través de la vida también, y no solo eso, sino que este camino ¡es preferible a los ojos de Dios!

Esta escrito: "Y elegirás la vida". Esta tendencia realmente aparece en varios lugares en la Torá, de manera bastante clara. Por ejemplo, la gran ascensión de Nuestro padre Abraham junto con su hijo Isaac, al monte Moriah, en la "Akeida", considerado uno de los picos de la vida de nuestros antepasados. Dice: "Quedaos aquí con el asno. Yo y el muchacho iremos hasta allí, haremos adoración…" (Génesis 19:5). Si el versículo terminaría allí, entonces podríamos decir, que el propósito de la ascensión del hombre es el "Postrarse ante el creador", la modestia delante de Dios, y el dar gracias a Dios. Pero el versículo no termina ahí, sino que Abraham añade, gracias a su espíritu sagrado, "…y volveremos donde vosotros" (ibid.) Así como también, el último verso de la " Akeida" es: "… Volvió Abraham al lado de sus mozos" (ib. 22:19). A partir de aquí, vemos que el objetivo de la Torá es que todas las elevaciones espirituales, los altos picos alcanzados en el mundo sagrado y todo grado de ascensión en santidad, sus sentidos son en última instancia, el traer santidad a este mundo inferior y "revivirlo".

Otro ejemplo lo encontramos en "la escalera de Yaakov Avinu". Esta escrito: "Y tuvo un sueño; soñó con una escalera apoyada en tierra, y cuya cima tocaba los cielos, y he aquí que los ángeles de Dios subían…" (Génesis 28:12). Todo místico terminaría el versículo allí. Pero La Torá agrega: "… y bajaban por ella" (ibid.). El propósito del ascenso es bajar el cielo hacia La tierra y no al revés.

También vemos en la parashá "Vaetjanan": "…y dijisteis: "Mira, El SEÑOR nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza y hemos oído su voz de en medio del fuego. Hemos visto en este día que puede Dios hablar al hombre y seguir éste con vida. Y entonces ahora, ¿por qué hemos de morir?…" (Deuteronomio 5:21) Y aquí debemos precisar: hasta entonces, creían que para poder encontrase, para hablar con Dios, supuestamente tiene el hombre que morir. Pero el pueblo vio que Dios "hablará al hombre y vivirá". Si es esto así, ya no hay necesidad de morir.

Esto es lo que la Torá en nuestra parashá de Nitzanim nos dice: ‘Te di la vida y la muerte’, pero quiero que elijas la vida.

Como también la intuición básica de El Baal Teshuva - la persona que se arrepiente en el mes de Elul o en el otoño (Rosh Hashana - Yom Kipur) - la intuición es que uno debe ascender al cielo, reunirse con el Rey del Universo fuera de este mundo. Pero siempre debe recordarse que todas las elevaciones espirituales en el mes sagrado de Elul son preparativos para el mes de Nissan, cuando volvemos a la vida, en la primavera. Y revive todo lo que se ha escondido y guardado durante el invierno.