Rabino Oury Cherki

Ki Tissa - El ideal y la realidad

Publicado en la página web de Centro Mundial Noájida. El artículo original en hebreo.




¿Por qué Moisés tardó en regresar al pueblo? Por supuesto que hay un elemento topográfico relacionado, ya que cuesta tiempo bajar una montaña, pero ¿por qué Moisés no recibió las Dos Tablas de la Ley al pie de la montaña, para que estén disponibles de inmediato, sin ningún retraso?

La respuesta a esto es que hay una brecha entre el ideal y la realidad, y esto se expresa físicamente en la distancia entre el pico de la montaña y la tierra debajo. A Moisés no se le dan las Tabletas abajo porque él está en un nivel espiritual más alto que la nación. La diferencia entre el ideal y la realidad crea una situación donde una luz poderosa está tratando de entrar en un recipiente que no puede recibirla. Esto se puede comparar con el concepto cabalístico de "shvirat hakelim" (o "ruptura de los recipientes").

Del mismo modo, cuando se acercó el año 5600 (1840), hubo un gran tumulto en Jerusalén, ya que está escrito en el Zohar que las fuentes de la sabiduría se abrirían en el mundo en ese año y que la nación de Israel sería redimida. Pero debido a que la gente, con su visión limitada, no veía de hecho que esto estaba sucediendo, algunos de ellos perdieron su fe en la redención y abandonaron al pueblo judío. De forma retrospectiva en nuestra visión histórica hoy, es claro para nosotros que la redención comenzó efectivamente entonces, como se predijo.

Este es un patrón que a menudo se repite. Cuando algo importante comienza, el deseo es completarlo inmediatamente, y cualquier demora conduce a la desesperación. El resultado es que aparece una reacción negativa al proceso - y este es el caso del pecado del Becerro de Oro.

Según los sabios, citados en el Talmud Yerushalmi, el pecado del becerro de oro ocurrió exactamente en el mismo momento en que Moisés recibió las Tablas. Di-s intentó recuperar las tablas, pero Moisés fue más fuerte y se aferró a ellas. La razón por la que tuvo éxito es que, por su propia esencia, la Torá debe ser entregada a la nación de Israel. La Torá es la palabra viva de Di-s a Israel. El habla no tiene sentido si nadie lo oye.

Y, por lo tanto, Moisés pudo aferrarse a las Tablas y romperlas, ya que sin Israel no tenían ningún significado.

Esto indica que la principal lección que debe aprenderse del Becerro de Oro es que es imposible revocar el elección de la nación de Israel, como quienes recibieron la Torá, incluso si cometen graves pecados.

El Maharal de Praga explica por qué el pecado tuvo lugar precisamente cuando se recibieron los Diez Mandamientos, indicando una lucha interna entre lo "separado - especial" ("hanivdal") y la naturaleza. La naturaleza demanda unicidad (que es distinto de "unidad"), mientras lo "especial" exige un comportamiento diferenciado, excepcional. Esto es lo que caracteriza la lucha entre la unicidad y lo especial - separado.

El enfoque de la naturaleza, de la tendencia a la unicidad (indiferenciado) no puede tolerar nada que sea excepcional y fuera de lo común. El encuentro entre Moisés con Di-s y la entrega de la Torá es un evento excepcional desde cualquier ángulo que se lo vea, y la naturaleza (representada por el becerro de oro) se levanta para luchar contra esto tan fuertemente como pueda.

Antes de que el pecado tenga lugar, Di-s le declara a Moisés que un ángel guiará a la nación de Israel. El comentarista Rashi explica que Di-s le está diciendo a Moisés de antemano que la gente pecaría, y que Di-s enviaría un ángel, como intermediario, en lugar de guiarlos directamente. Esto implica que el pecado del Becerro de Oro fue parte del plan original de entregar La Tora. Cuando se alcanza un nivel espiritual tan alto, se puede saber de antemano y esperar que sea inmediatamente seguido por una falta grave.

Moisés se retrasó en su descenso porque el estado ideal en el que él se encontraba no podía ser correspondido por completo por el nivel de la nación de Israel, en ese momento. Se necesitaba tiempo para cerrar la brecha entre ellos. Sin embargo, su retraso y el pecado del becerro demostraron que la elección de Di-s de Israel no es como una decisión humana, que puede ser revertida o arrepentirse de esta por algún pecado. Sino más bien un acto de elección de Di-s, que creó a la nación de Israel, como Pueblo Elegido, una creación Divina que nunca cambiará, por toda la eternidad.